Pocos placeres hay comparables a un baño caliente, y si el agua proviene de una fuente termal, mucho mejor, ya que será rica en sales minerales en diversas cantidades.
Las aguas termales se forman siempre en regiones volcánicas, gracias al agua de lluvia que se filtra en la roca porosa, como si fuese una esponja.
Como la roca está caliente a unos 250 °C, sucede algo parecido a una olla depresión: el agua más caliente tiene una prisión inferior, por lo que sale a la superficie, mientras que el agua fría se queda junto a la roca hasta que se calienta y sube a su vez.
Según la presión del agua caliente puede salir como chorro en una fuente termal, pero si mantiene mucha presión lo que podemos ver son grandes espectáculos naturales como los chorros de vapor de los géiser.
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