Coraline Y La Puerta Secreta (2009) 1080p|x265|Lat
Peliculas Español (Latino) - mizta
2023-05-31 13:04:25
Coraline Y La Puerta Secreta (2009)
1080p|BluRay
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Audio Original Ingles + Doblaje Latino
Info
Aunque había animado La novia cadáver (2005), la tercera incursión -primera como director- de
Tim Burton en los largometrajes de stop motion, esta fue la presentación de Laika, el estudio sucesor de Will Vinton Studios que había adoptado el nombre de la perrita espacial soviética solo cuatro años antes. Y qué presentación, porque Los mundos de Coraline es una de las obras maestras de la animación.
El por entonces animador Travis Knight -hijo del cofundador de Nike y dueño del estudio, Phil Knight– ejercía como director de Laika y tuvo la inteligente idea de ofrecer la dirección de la primera producción desarrollada en casa a Henry Selick, el director de dos clásicos del medio: Pesadilla antes de Navidad (1993) y James y el melocotón gigante (1996). También había dirigido Monkeybone (2001), un fracaso en taquilla vapuleado por la crítica, así que esta obra fue, en cierto modo, su reivindicación.
Adapta el relato de Neil Gaiman, que solo por los pelos acepta la calificación de libro infantil. Lo mismo ocurre con el film, que posiblemente tuvo más espectadores adultos que niños: que no esté recomendada para menores de siete años no me parece exagerado en este caso, porque sus aspectos más oscuros seguramente resulten un tanto escalofriantes para quienes sean más pequeños. Y lo afirmo a pesar de que siempre he defendido que a los niños les gusta pasar miedo en el cine.
El cineasta partió del universo retorcido y un tanto macabro de Gaiman, pero dado que una adaptación fiel del relato hubiera dado como resultado un mediometraje, el director amplió ese universo con el suyo, que casa particularmente bien con el del escritor. Y ese universo visual recuerda mucho al de Pesadilla antes de Navidad, cosa que confirma lo que siempre había asegurado Henry Selick, que él también era en buena medida responsable de la estética de aquella pesadilla prenavideña: aquí nos reencontramos con similares hallazgos y personajes y no participó Tim Burton.
Uno de los aspectos más atractivos es que conviven dos universos. Tenemos el que asociamos con la realidad, que es ya de por sí un tanto inquietante, y el que asociamos con la fantasía, que es una deformación esperpéntica y extravagante. En este segundo ámbito se produce un proceso muy interesante, pues como la villana quiere seducir a Coraline para que prefiera ese mundo y se quede, despliega una sucesión de maravillas visuales. Asistimos incluso a representaciones, como un espectáculo circense o una obra musical dentro de un teatro -con lo que queda claro el concepto de ficción dentro de la ficción-. Eso implica que Selick estaría en esos pasajes asimilando su labor de cineasta con la de la villana -ambos procuran seducir al espectador / la protagonista-, mientras nosotros nos asombramos a la vez que Coraline y somos cautivados al asistir con ella a esos espectáculos.
Por otra parte, en ese otro mundo conocemos a los Doppelgänger de los personajes de la realidad, idénticos salvo porque tienen botones en vez de ojos. Más que Alicia en el país de las maravillas, que es una evidente influencia, el film estaría entonces próximo a El mago de Oz (1939), que también duplica a sus personajes principales. [Curiosamente, otra maravilla de la animación, La canción del mar (2014), retomó asimismo esa estructura].
Enorme es el mérito de Henry Selick, del equipo de animadores y por tanto de Laika por coordinar la producción. Sin embargo, quien ponga ‘Tadahiro Uesugi’ en un buscador y acuda a la pestaña de imágenes comprenderá de inmediato por qué el director quiso contar con él como diseñador de personajes, decorados y fondos. El cineasta puso en movimiento el mundo de Gaiman y lo amplió, pero lo hizo tras pasar por la fértil imaginación visual del ilustrador japonés. De Uesugi fue la idea de dotar de una paleta de color apagada a la parte de la realidad y de un extraordinario colorido a la que ilustra la fantasía.
Tracie Cooper, en su crítica para Allmovie, describe bien el universo en el que transcurre: “el Otro mundo es un lugar en el que Jack Skellington y Roald Dahl construirían sus casas de verano”. Jordi Sánchez-Navarro, en el libro La imaginación tangible (2020), afirma lo siguiente: “ha sido reconocida como la gran película madura sobre la infancia que es, además de una gran adaptación al medio cinematográfico del universo retorcido de Gaiman”. Finalmente, Pedro Delgado Cavilla, en su libro Animación De Betty Boop a Tim Burton (2019), escribe: “un film de gran calidad en stop-motion, técnica que dominaba perfectamente Selick para esta fantasía a caballo entre el humor y el terror, aunque de final feliz”. Y añade: “un guiño que generalmente pasa desapercibido es cómo en un primer plano de una yema de huevo cayendo para ser batida, vemos la cabeza de Jack Skellington”.
Los mundos de Coraline, por cierto, culminó un gran año para el stop motion, pues en el 2009 llegaron también a los cines el debut en la animación de Wes Anderson, Fantástico Sr. Fox; Aventuras en el desván, ¿quién cumple años hoy?, codirigida por el veterano Jirí Barta; la delirante e imaginativa Pánico en la granja; y Mary and Max, propuesta adulta de Adam Elliot. Ese gran año se reflejó incluso en las nominaciones al Oscar al mejor largometraje de animación, en el que las cintas de Selick y Anderson figuraron en el quinteto finalista, aunque recibieron menos votos que la favorita, Up (2009), del casi imbatible Pixar.
Además, fue un éxito: se convirtió en la tercera película de stop motion más taquillera, tras Chicken Run Evasión en la granja (2000) y Wallace & Gromit La maldición de las verduras (2005) -ambas de Aardman-, puesto en el que sigue cuando escribo esto, el 24 de julio del 2020.
El por entonces animador Travis Knight -hijo del cofundador de Nike y dueño del estudio, Phil Knight– ejercía como director de Laika y tuvo la inteligente idea de ofrecer la dirección de la primera producción desarrollada en casa a Henry Selick, el director de dos clásicos del medio: Pesadilla antes de Navidad (1993) y James y el melocotón gigante (1996). También había dirigido Monkeybone (2001), un fracaso en taquilla vapuleado por la crítica, así que esta obra fue, en cierto modo, su reivindicación.
Adapta el relato de Neil Gaiman, que solo por los pelos acepta la calificación de libro infantil. Lo mismo ocurre con el film, que posiblemente tuvo más espectadores adultos que niños: que no esté recomendada para menores de siete años no me parece exagerado en este caso, porque sus aspectos más oscuros seguramente resulten un tanto escalofriantes para quienes sean más pequeños. Y lo afirmo a pesar de que siempre he defendido que a los niños les gusta pasar miedo en el cine.
El cineasta partió del universo retorcido y un tanto macabro de Gaiman, pero dado que una adaptación fiel del relato hubiera dado como resultado un mediometraje, el director amplió ese universo con el suyo, que casa particularmente bien con el del escritor. Y ese universo visual recuerda mucho al de Pesadilla antes de Navidad, cosa que confirma lo que siempre había asegurado Henry Selick, que él también era en buena medida responsable de la estética de aquella pesadilla prenavideña: aquí nos reencontramos con similares hallazgos y personajes y no participó Tim Burton.
Uno de los aspectos más atractivos es que conviven dos universos. Tenemos el que asociamos con la realidad, que es ya de por sí un tanto inquietante, y el que asociamos con la fantasía, que es una deformación esperpéntica y extravagante. En este segundo ámbito se produce un proceso muy interesante, pues como la villana quiere seducir a Coraline para que prefiera ese mundo y se quede, despliega una sucesión de maravillas visuales. Asistimos incluso a representaciones, como un espectáculo circense o una obra musical dentro de un teatro -con lo que queda claro el concepto de ficción dentro de la ficción-. Eso implica que Selick estaría en esos pasajes asimilando su labor de cineasta con la de la villana -ambos procuran seducir al espectador / la protagonista-, mientras nosotros nos asombramos a la vez que Coraline y somos cautivados al asistir con ella a esos espectáculos.
Por otra parte, en ese otro mundo conocemos a los Doppelgänger de los personajes de la realidad, idénticos salvo porque tienen botones en vez de ojos. Más que Alicia en el país de las maravillas, que es una evidente influencia, el film estaría entonces próximo a El mago de Oz (1939), que también duplica a sus personajes principales. [Curiosamente, otra maravilla de la animación, La canción del mar (2014), retomó asimismo esa estructura].
Enorme es el mérito de Henry Selick, del equipo de animadores y por tanto de Laika por coordinar la producción. Sin embargo, quien ponga ‘Tadahiro Uesugi’ en un buscador y acuda a la pestaña de imágenes comprenderá de inmediato por qué el director quiso contar con él como diseñador de personajes, decorados y fondos. El cineasta puso en movimiento el mundo de Gaiman y lo amplió, pero lo hizo tras pasar por la fértil imaginación visual del ilustrador japonés. De Uesugi fue la idea de dotar de una paleta de color apagada a la parte de la realidad y de un extraordinario colorido a la que ilustra la fantasía.
Tracie Cooper, en su crítica para Allmovie, describe bien el universo en el que transcurre: “el Otro mundo es un lugar en el que Jack Skellington y Roald Dahl construirían sus casas de verano”. Jordi Sánchez-Navarro, en el libro La imaginación tangible (2020), afirma lo siguiente: “ha sido reconocida como la gran película madura sobre la infancia que es, además de una gran adaptación al medio cinematográfico del universo retorcido de Gaiman”. Finalmente, Pedro Delgado Cavilla, en su libro Animación De Betty Boop a Tim Burton (2019), escribe: “un film de gran calidad en stop-motion, técnica que dominaba perfectamente Selick para esta fantasía a caballo entre el humor y el terror, aunque de final feliz”. Y añade: “un guiño que generalmente pasa desapercibido es cómo en un primer plano de una yema de huevo cayendo para ser batida, vemos la cabeza de Jack Skellington”.
Los mundos de Coraline, por cierto, culminó un gran año para el stop motion, pues en el 2009 llegaron también a los cines el debut en la animación de Wes Anderson, Fantástico Sr. Fox; Aventuras en el desván, ¿quién cumple años hoy?, codirigida por el veterano Jirí Barta; la delirante e imaginativa Pánico en la granja; y Mary and Max, propuesta adulta de Adam Elliot. Ese gran año se reflejó incluso en las nominaciones al Oscar al mejor largometraje de animación, en el que las cintas de Selick y Anderson figuraron en el quinteto finalista, aunque recibieron menos votos que la favorita, Up (2009), del casi imbatible Pixar.
Además, fue un éxito: se convirtió en la tercera película de stop motion más taquillera, tras Chicken Run Evasión en la granja (2000) y Wallace & Gromit La maldición de las verduras (2005) -ambas de Aardman-, puesto en el que sigue cuando escribo esto, el 24 de julio del 2020.
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