Blancanieves Y Los Siete Enanitos (1937) x265|Lat
Peliculas Español (Latino) - mizta
2023-05-30 18:28:24
Blancanieves Y Los Siete Enanitos (1937)
1080p|BluRay
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Audio Original Ingles + Doblaje Latino + Redoblaje Latino
Info
Aunque en muchos aspectos fue un proyecto pionero, Blancanieves y los siete enanitos no es el primer largometraje de animación. Antes del estrenado por Walt Disney Studios se realizaron cuatro: Las aventuras del príncipe Achmed (1926), dirigido por
Lotte Reiniger; El cuento del zorro (1930), dirigido por
Irene Starewicz y
Wladyslaw Starewicz; El nuevo Gulliver, dirigido por
Aleksandr Ptushko; y Die sieben Raben, creada por los hermanos Diehl. El que nos ocupa, sin embargo, es el más popular e influyente, y con mucha diferencia.
Para empezar, fue el primer largometraje realizado en animación tradicional, con dibujo a mano, pues los producidos hasta entonces fueron en stop motion. También fue el primero en color -el estudio había comenzado a emplear Technicolor dos años antes en El concierto de la banda– y en sincronizar la imagen con la banda sonora. Además, durante su rodaje se recurrió a una cámara multiplano que ayudaba a crear la ilusión de profundidad. Si a eso sumamos que la animación es admirablemente detallada y que todos los aspectos de la ambiciosa producción están muy cuidados y son de primer nivel, es lógico que el resultado sea una de las obras maestras de la animación.
La cuestión es que si los cuatro largometrajes que lo precedieron son del todo desconocidos más allá de los que nos interesamos por la historia de la animación, Blancanieves y los siete enanitos es un clásico inmortal con el que comienza la era moderna del medio. De los finalizados antes de 1940, es el que mejor ha pasado la prueba del tiempo. Algo sí ha envejecido, es inevitable, pero conserva (casi) intacto su encanto.
Por otra parte, desde un punto de vista empresarial, su enorme e inesperado éxito -se convirtió en la película con sonido más vista hasta entonces- propició también el inicio de un imperio, del gigante de la industria del entretenimiento que conocemos ahora y que fue posible, entre otros ciertos, gracias a esta piedra fundacional. En definitiva, fue un acontecimiento fílmico, no solo del ámbito de la animación.
Es cierto que la trama, vista desde una perspectiva actual, es algo discutible. La heroína, esa princesa que espera a que el príncipe venga a rescatarla, no es precisamente un ejemplo de feminismo. También hay detalles un tanto sexistas. Claro que sería injusto juzgar con parámetros del siglo XXI una producción de 1937, máxime cuando está basada en un cuento clásico.
Antes de terminar, no obstante, volvamos a sus méritos artísticos, más precisamente a cómo música y animación establecen un diálogo constante. Quizá ese sea el aspecto más logrado del largometraje. Walt Disney Studios fue precisamente la primera compañía que logró una satisfactoria sincronización con El botero Willie (1928), pero asombra comprobar cómo había perfeccionado la técnica solo nueve años después. Aquí movimientos, sonido y música van de la mano de principio a fin, hasta el punto de que a veces da la mágica sensación de que la animación se adapta a lo que oímos y no al revés.
Es también interesante cómo la banda sonora es empleada para definir a los personajes: los enanitos, por ejemplo, son presentados con dos canciones seguidas antes de que pronuncien la primera palabra. Es más, hay pasajes enteros que encadenan música en una suerte de preludio de Fantasia (1940). Al fin y al cabo, a la música que imita los movimientos de los personajes animados se le llama “Mickey Mousing” por una buena razón.
Para empezar, fue el primer largometraje realizado en animación tradicional, con dibujo a mano, pues los producidos hasta entonces fueron en stop motion. También fue el primero en color -el estudio había comenzado a emplear Technicolor dos años antes en El concierto de la banda– y en sincronizar la imagen con la banda sonora. Además, durante su rodaje se recurrió a una cámara multiplano que ayudaba a crear la ilusión de profundidad. Si a eso sumamos que la animación es admirablemente detallada y que todos los aspectos de la ambiciosa producción están muy cuidados y son de primer nivel, es lógico que el resultado sea una de las obras maestras de la animación.
La cuestión es que si los cuatro largometrajes que lo precedieron son del todo desconocidos más allá de los que nos interesamos por la historia de la animación, Blancanieves y los siete enanitos es un clásico inmortal con el que comienza la era moderna del medio. De los finalizados antes de 1940, es el que mejor ha pasado la prueba del tiempo. Algo sí ha envejecido, es inevitable, pero conserva (casi) intacto su encanto.
Por otra parte, desde un punto de vista empresarial, su enorme e inesperado éxito -se convirtió en la película con sonido más vista hasta entonces- propició también el inicio de un imperio, del gigante de la industria del entretenimiento que conocemos ahora y que fue posible, entre otros ciertos, gracias a esta piedra fundacional. En definitiva, fue un acontecimiento fílmico, no solo del ámbito de la animación.
Es cierto que la trama, vista desde una perspectiva actual, es algo discutible. La heroína, esa princesa que espera a que el príncipe venga a rescatarla, no es precisamente un ejemplo de feminismo. También hay detalles un tanto sexistas. Claro que sería injusto juzgar con parámetros del siglo XXI una producción de 1937, máxime cuando está basada en un cuento clásico.
Antes de terminar, no obstante, volvamos a sus méritos artísticos, más precisamente a cómo música y animación establecen un diálogo constante. Quizá ese sea el aspecto más logrado del largometraje. Walt Disney Studios fue precisamente la primera compañía que logró una satisfactoria sincronización con El botero Willie (1928), pero asombra comprobar cómo había perfeccionado la técnica solo nueve años después. Aquí movimientos, sonido y música van de la mano de principio a fin, hasta el punto de que a veces da la mágica sensación de que la animación se adapta a lo que oímos y no al revés.
Es también interesante cómo la banda sonora es empleada para definir a los personajes: los enanitos, por ejemplo, son presentados con dos canciones seguidas antes de que pronuncien la primera palabra. Es más, hay pasajes enteros que encadenan música en una suerte de preludio de Fantasia (1940). Al fin y al cabo, a la música que imita los movimientos de los personajes animados se le llama “Mickey Mousing” por una buena razón.
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