Manuel Gómez Pereira nos ofrece una comedia romántica basada en nuevos registros, nuevas situaciones, nuevos enfoques. Se aparta del estilo y de los elementos habituales en el género de la comedia romántica. No hay sentimentalismos, no hay acaramelamiento, no hay sensiblería. Los protagonistas son dos personas derrotadas por la vida, el desamor, una fustrada relación de pareja, los tranquilizantes, el alcohol, la soledad. Ni uno ni otro responden al paradigma propio de la persona capaz de enamorarse y de volver a enamorar, de recomenzar sin traumas y sin resentimientos. Pese a ello, el optimismo de Jorge y su convencimiento de que hoy es el día que va a cambiar su destino, harán que insista hasta conseguir que Hortensia comprenda que su vida, su vida amorosa, puede recomenzar con garantías y con posibilidades de éxito. La historia es interesante, está bien narrada, los protagonistas interpretan bien sus papeles, los diálogos son ágiles y naturales, la acción se desarrolla con ritmo y consigue sorprender en más de una ocasión al espectador. La banda sonora, con música de Bingen Mendizábal, acompaña satisfactoriamente y refuerza con frescura el desarrollo de la historia. La película destila normalidad, realismo y verismo. Por ello se deja ver con deleite, aunque sin pasión.